Evidencia más antigua de agricultura en África oriental descubierta en el refugio de Kakapel
MadridUn estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B revela la evidencia más antigua de agricultura en el este de África. Los científicos descubrieron numerosos restos vegetales antiguos en el Kakapel Rockshelter, en Kenia. Este lugar, ubicado en la región del Lago Victoria, ha sido habitado durante más de 9,000 años.
Aquí algunos hallazgos clave: restos domesticados de caupí de hace 2,300 años, sorgo introducido hace al menos 1,000 años, cientos de semillas de mijo dedo de al menos 1,000 años de antigüedad, y guisante de campo (Pisum) carbonizado pero entero, que no se sabía que formara parte de la agricultura temprana en la región.
Antes de este hallazgo, había poca evidencia de la agricultura temprana en África oriental. Natalie Mueller, profesora en la Universidad de Washington, y su equipo emplearon un método de flotación para separar los restos de plantas de las cenizas. Este método, aunque es difícil de usar en áreas con poca agua, permitió un análisis detallado de los restos vegetales.
Los investigadores utilizaron la datación por radiocarbono en semillas carbonizadas y descubrieron que el caupí, originario de África Occidental, apareció en la zona del Lago Victoria hace unos 2,300 años. Esta época coincide con la migración de las comunidades que hablaban bantú. La llegada de estas plantas y el uso del ganado marcaron un gran cambio en el modo de vida de las personas en la región.
Es interesante que los guisantes comunes, originarios del Cercano Oriente, y los guisantes abisinios, originarios de Etiopía, se encuentren en América del Norte. Esto lleva a preguntarse sobre las rutas comerciales y cómo se difundió la agricultura en tiempos antiguos.
El sitio, que cuenta con arte rupestre y hallazgos arqueológicos, ha sido un monumento nacional de Kenia desde 2004. Emmanuel Ndiema del Museo Nacional de Kenia afirmó que estos descubrimientos son fundamentales para comprender la historia de la agricultura en Kenia. Esta investigación demuestra cómo las lecciones del pasado pueden contribuir a mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental en el futuro.
Investigadores, como Steven T. Goldstein de la Universidad de Pittsburgh, han utilizado nuevos métodos de excavación para estudiar cómo las plantas y animales domesticados llegaron por primera vez a Kenia. Esta investigación nos ha proporcionado valiosa información sobre cómo estas introducciones afectaron el medio ambiente, la tecnología y las culturas de la región.
Mueller está investigando plantas silvestres en las zonas más antiguas del sitio. Esto puede darnos pistas sobre la alimentación de los cazadores-recolectores prehistóricos. Esta área, crucial en la evolución humana, proporciona información valiosa sobre las primeras prácticas de recolección y agricultura.
La investigación desafía las ideas comunes sobre el pasado agrícola de África, revelando una variedad de sistemas agrícolas diversos y adaptables. Estos hallazgos son cruciales para el estudio de lenguas, ciencias de las plantas, genética, historia africana y el proceso de domesticación de plantas y animales.
Estos descubrimientos demuestran que la gente en África Oriental tiene una larga historia de innovar y mejorar sus métodos agrícolas. Los hallazgos indican que los primeros agricultores ajustaban regularmente sus técnicas a nuevos cultivos y diferentes entornos. Esta forma práctica y adaptable de cultivar sigue siendo vital hoy en día, especialmente ante los desafíos actuales.
El estudio se publica aquí:
http://dx.doi.org/10.1098/rspb.2023.2747y su cita oficial - incluidos autores y revista - es
Steven T. Goldstein, Natalie G. Mueller, Anneke Janzen, Christine Ogola, Rita Dal Martello, Ricardo Fernandes, Sophia Li, Victor Iminjili, Sara Juengst, Anthony Odera Otwani, Elizabeth A. Sawchuk, Ke Wang, Emmanuel Ndiema, Nicole Boivin. Early agriculture and crop transitions at Kakapel Rockshelter in the Lake Victoria region of eastern Africa. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 2024; 291 (2026) DOI: 10.1098/rspb.2023.2747Compartir este artículo