Elecciones parlamentarias en Uzbekistán sin oposición significativa real
MadridElecciones parlamentarias en Uzbekistán: un escenario sin verdadera oposición
Recientemente, Uzbekistán celebró elecciones parlamentarias que ponen de relieve una escena política en la que falta una oposición verdadera. A pesar de que el sistema electoral fue actualizado a un método mixto, sigue favoreciendo el control del presidente Shavkat Mirziyoyev. Al concluir la votación el domingo, suficiente gente participó para considerar las elecciones como válidas, pero aún se debate sobre la justicia de la competencia.
Uzbekistán ha realizado recientemente modificaciones significativas en sus normas electorales.
Transición hacia un sistema electoral mixto en el que la mitad de los legisladores se elijan mediante listas de partidos y la otra mitad de manera individual. Además, se establece que el 40% de los candidatos al parlamento deben ser mujeres.
Todos los candidatos provienen de los cinco partidos oficiales del país, lo que impide que aquellos que no están de acuerdo con las políticas de Mirziyoyev puedan participar. Aunque estos partidos abordan temas distintos, como la mejora del entorno empresarial o las preocupaciones ambientales, ninguno representa un desafío significativo para el gobierno actual.
Desde su llegada al poder en 2016, Mirziyoyev ha iniciado un cambio político y económico que se distingue de las estrictas políticas del exlíder, Ismail Karimov. Estos cambios han incluido la liberación de algunos presos políticos y la relajación de restricciones en los medios y las prácticas religiosas. No obstante, el ritmo de estas reformas se ha ralentizado, especialmente tras las modificaciones constitucionales de abril de 2022 que reiniciaron los límites de mandatos presidenciales. Esta modificación podría permitir que Mirziyoyev permanezca en el poder hasta 2037, generando preocupaciones sobre la durabilidad del verdadero progreso democrático.
Grupos de derechos humanos afirman que, a pesar de las declaraciones del país, todavía enfrenta problemas como el trabajo forzado sistemático. Las libertades políticas son limitadas y no existen candidatos independientes, lo cual demuestra un panorama político donde la disidencia no es permitida y se realizan pocos cambios. Esto genera dudas sobre el verdadero progreso democrático en la región.
Las elecciones revelan que la administración de Mirziyoyev aún mantiene un firme control sobre la política de Uzbekistán, a pesar de las nuevas normativas. El principal desafío es generar un entorno donde puedan surgir partidos de oposición auténticos, contribuyendo así a construir un sistema democrático más activo y justo en el futuro.
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