Desaceleración antigua del océano advierte sobre futuros caos climáticos
MadridUn estudio de UC Riverside revela que en el pasado de la Tierra, el calor extremo ralentizó el movimiento del agua entre la superficie y el océano profundo. Este proceso es crucial porque ayuda a distribuir el calor por el planeta, haciendo que muchas zonas sean habitables. Los investigadores analizaron diminutas conchas fósiles de antiguos sedimentos marinos profundos para entender cómo respondió este movimiento hace unos 50 millones de años. El clima de aquella época era similar al que podríamos experimentar a finales de este siglo si no reducimos significativamente las emisiones de carbono.
Los océanos regulan el clima de la Tierra moviendo agua caliente desde el ecuador hacia los polos, lo que ayuda a mantener las temperaturas estables. Sin este proceso, el ecuador sería mucho más caliente y los polos mucho más fríos. Cambios en este mecanismo pueden provocar cambios climáticos repentinos. Además, los océanos absorben dióxido de carbono de las actividades humanas, lo cual es crucial ya que contienen la mayor cantidad de carbono en la superficie terrestre.
Puntos clave del estudio:
Los océanos albergan cerca de 40,000 mil millones de toneladas de carbono, lo cual es más de 40 veces la cantidad de carbono presente en la atmósfera. Además, los océanos absorben aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de CO2 generadas por el ser humano.
Sandra Kirtland Turner de la Universidad de California en Riverside comentó que si el océano se mueve más lentamente, absorberá menos carbono, lo que implica que más CO2 permanecerá en el aire. Estudios previos analizaron cómo cambió el movimiento oceánico durante épocas recientes, como al final de la última glaciación, pero esas situaciones no se comparan con los actuales niveles altos de CO2 ni con el calentamiento global de hoy en día.
Para comprender cómo podría cambiar la circulación oceánica con el calentamiento global, los investigadores estudiaron el Eoceno temprano, que ocurrió hace aproximadamente entre 49 y 53 millones de años. Durante este periodo, la Tierra era mucho más cálida y hubo aumentos ocasionales de CO2 y temperatura, conocidos como hipertermales. Estos hipertermales se consideran las mejores comparaciones para los futuros cambios climáticos.
El equipo investigó la circulación oceánica al estudiar conchas fósiles de diminutos organismos llamados foraminíferos, que se encuentran en todos los océanos del mundo. Estas conchas están hechas de carbonato de calcio. Los investigadores midieron isótopos de oxígeno en las conchas para determinar las temperaturas oceánicas pasadas y los niveles de hielo en la Tierra en ese momento. También analizaron isótopos de carbono para averiguar la edad del agua donde se encontraron las conchas.
La investigación ayuda a los científicos a entender cómo podría reaccionar el océano ante el calentamiento futuro. Actualmente, los científicos emplean modelos computacionales para predecir cambios. El equipo de investigación utilizó modelos similares para estudiar cómo reaccionaron los océanos antiguos al calentamiento. Verificaron los resultados de sus modelos analizando las conchas de los foraminíferos.
El aire actualmente tiene aproximadamente 425 partes por millón de CO2. Los seres humanos emiten cerca de 37 mil millones de toneladas de CO2 cada año. Si esto sigue así, para finales de este siglo, las condiciones podrían ser similares a las del inicio del Eoceno. Kirtland Turner resalta la necesidad de reducir las emisiones. Subraya que incluso pequeñas reducciones en las emisiones de carbono son importantes, ya que conllevan menos impactos, menos pérdidas de vidas y menores cambios en la naturaleza.
Reducir las emisiones es crucial para evitar graves problemas climáticos.
El estudio se publica aquí:
http://dx.doi.org/10.1073/pnas.2311980121y su cita oficial - incluidos autores y revista - es
Sandra Kirtland Turner, Andy Ridgwell, Allison L. Keller, Maximilian Vahlenkamp, Adam K. Aleksinski, Philip F. Sexton, Donald E. Penman, Pincelli M. Hull, Richard D. Norris. Sensitivity of ocean circulation to warming during the Early Eocene greenhouse. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2024; 121 (24) DOI: 10.1073/pnas.2311980121Compartir este artículo