Tres años de los talibanes: cinco claves esenciales
MadridHace tres años, el Talibán tomó el control de Afganistán. Aquí tienes cinco puntos clave sobre su gobierno.
- Estructura de Gobernanza Compleja
- Dificultades Económicas y Dependencia de Ayuda
- Desafíos Diplomáticos
- Aplicación y Control
- Impacto en Mujeres y Minorías
El régimen de los talibanes se distingue por su estructura altamente centralizada y rigurosa. Hibatullah Akhundzada es el líder supremo con control absoluto sobre la dirección del país. Sus decisiones, fundamentadas en interpretaciones estrictas del Islam, enfrentan poca resistencia dentro del grupo. La administración de Kabul, a pesar de sus interacciones con organizaciones internacionales, sigue mayormente las órdenes de los líderes religiosos. A pesar de las discrepancias entre los seguidores estrictos y los miembros más pragmáticos, los talibanes se mantienen unidos en su gobierno. Esta unidad garantiza su continuo control y reduce las posibilidades de nuevas políticas o reformas.
Afganistán enfrenta graves problemas económicos. El país depende significativamente de la ayuda extranjera, que representó el 30% de su PIB en 2023. Gran parte de esta ayuda proviene de Estados Unidos, pero la corrupción y la falta de transparencia disminuyen su eficacia. Las estrictas políticas económicas de los talibanes empeoran la situación. No pueden imprimir dinero y han prohibido todas las transacciones basadas en intereses, debilitando el sistema financiero. La prohibición de la educación y empleo de las mujeres por parte de los talibanes añade más dificultades, impidiendo que la mitad de la población contribuya económicamente.
Los talibanes buscan obtener aceptación global. Dependiendo de sus lazos con China y Rusia, países con gran influencia en el Consejo de Seguridad de la ONU. Países cercanos como Catar y los Emiratos Árabes Unidos también han tenido interacciones con los talibanes. Sin embargo, el apoyo de los países occidentales es crucial para liberar fondos congelados y levantar sanciones. Los talibanes quieren demostrar su capacidad para gobernar eficazmente, pero las continuas violaciones de derechos humanos, especialmente contra mujeres y minorías, perjudican su imagen.
La seguridad en Afganistán es una ilusión. Los talibanes tienen numerosos puestos de control y patrullas blindadas, pero las personas no están realmente protegidas. El grupo Estado Islámico sigue atacando, especialmente a las minorías como los chiitas. Las mujeres afganas continúan sufriendo, ya que las normas talibanas restringen su libertad e imponen roles de género tradicionales y desactualizados.
Las estrictas normas de los talibanes, su mala gestión de la economía y su controvertido estilo de gobierno mantendrán a Afganistán inestable y dependiente de la ayuda internacional durante mucho tiempo.
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