Las corrientes oceánicas lentas pueden aumentar el CO2 en la atmósfera, revela nuevo estudio del MIT
MadridInvestigaciones recientes muestran que la disminución de las corrientes oceánicas podría aumentar significativamente los niveles de CO2 en la atmósfera. Esto tiene importantes consecuencias para el clima. Con el cambio climático, se espera que la circulación oceánica se desacelere. Anteriormente, los científicos pensaban que esto no afectaría mucho los niveles de carbono atmosférico. No obstante, nuevos hallazgos de un investigador del MIT indican lo contrario.
El estudio analizó un proceso recurrente que incluía:
- Nutrientes marinos
- Microorganismos de la superficie
- Disponibilidad de hierro
- Un grupo de moléculas llamadas ligandos
Jonathan Lauderdale, un científico investigador del MIT, descubrió que cuando la circulación oceánica se ralentiza, interrumpe el proceso normal. Esto podría provocar que se libere más CO2 del océano profundo a la atmósfera. Anteriormente, los científicos pensaban que una circulación más lenta solo disminuía la cantidad de CO2 retirada de la atmósfera, pero no aumentaba la cantidad añadida. La investigación de Lauderdale muestra que debemos reevaluar esta creencia.
En 2020, Lauderdale y su equipo desarrollaron un modelo sencillo de las diferentes partes del océano para estudiar los niveles de nutrientes, hierro y ligandos y cómo interactúan. Descubrieron que agregar más hierro no aumentaría el crecimiento del fitoplancton a nivel global porque los fitoplancton necesitan ligandos para utilizar el hierro, y la falta de estos limita su crecimiento. Además, añadir hierro a una zona puede quitar nutrientes necesarios de otras áreas, trastornando el equilibrio global.
En su reciente estudio, Lauderdale ajustó el modelo para incluir diferentes zonas oceánicas como el Pacífico y el Océano Austral. Evaluó qué ocurre cuando la fuerza de las corrientes oceánicas varía. Sorprendentemente, descubrió que cuando las corrientes eran más débiles, había más CO2 en la atmósfera. Esto fue inesperado, ya que estudios previos mostraban el efecto contrario.
Lauderdale descubrió que la cantidad de ligandos era crucial. Cuando se eliminó la variabilidad de los ligandos, se observó el patrón esperado: una circulación más débil provocaba menos CO2 atmosférico. Sin embargo, al permitir de nuevo la variabilidad de los ligandos, los niveles de CO2 aumentaron con una circulación más débil.
Utilizando datos del estudio GEOTRACES, que investiga los elementos traza e isótopos en los océanos, descubrió que los niveles de ligandos varían según la ubicación. Esto respalda sus nuevos hallazgos de que una circulación oceánica más débil podría en realidad aumentar el CO2 atmosférico.
Lauderdale investigó cómo los cambios en la circulación oceánica afectan la actividad biológica y los niveles de carbono, nutrientes, hierro y ligandos. Descubrió un nuevo ciclo de retroalimentación. Cuando la circulación es más débil, menos nutrientes y carbono ascienden desde las profundidades del océano. Como resultado, el fitoplancton tiene menos recursos y genera menos ligandos, lo que reduce la disponibilidad de hierro y disminuye aún más la cantidad de fitoplancton. Esto conduce a que se absorba menos CO2 de la atmósfera y se libere más carbono del océano profundo.
Algunos modelos climáticos indican que la circulación oceánica podría disminuir hasta un 30% debido al derretimiento del hielo, especialmente cerca de la Antártida. Lauderdale advierte que esta desaceleración podría agravar el cambio climático más de lo previsto anteriormente. El océano absorbería menos CO2 y liberaría más desde sus profundidades, aumentando el CO2 atmosférico y acelerando el calentamiento global.
Este estudio revela que los procesos naturales por sí solos no pueden controlar las emisiones de carbono. Debemos actuar de inmediato para reducir las emisiones y abordar el cambio climático de manera efectiva.
El estudio se publica aquí:
http://dx.doi.org/10.1038/s41467-024-49274-1y su cita oficial - incluidos autores y revista - es
Jonathan Maitland Lauderdale. Ocean iron cycle feedbacks decouple atmospheric CO2 from meridional overturning circulation changes. Nature Communications, 2024; 15 (1) DOI: 10.1038/s41467-024-49274-1Compartir este artículo