Papa expulsa a obispos en Perú por escándalos de abuso
MadridEl Papa Francisco ha expulsado al Arzobispo José Antonio Eguren y a otros nueve miembros del Sodalicio de Vida Cristiana, un grupo católico en Perú, después de investigar varios casos de abuso. Los principales investigadores de crímenes sexuales del Vaticano, el Arzobispo Charles Scicluna y el Monseñor Jordi Bertomeu, viajaron a Lima para reunir testimonios de las víctimas.
La investigación reveló una serie de preocupantes acusaciones acerca de:
- Abusos físicos marcados por el sadismo y la violencia
- Abusos de conciencia y autoridad espiritual
- Mala gestión económica en la administración financiera de la iglesia
- Abusos relacionados con el periodismo dirigidos a silenciar críticas
Luis Fernando Figari fundó el movimiento en 1971, con el objetivo de impulsar ideas conservadoras en lugar de la teología de la liberación de izquierda. La agrupación ganó influencia en Perú y se expandió a otras partes de América del Sur y Estados Unidos.
Considerar los próximos pasos y sus posibles repercusiones es crucial para el porvenir.
La reciente decisión del Vaticano de expulsar a miembros del Sodalitium demuestra que está reconociendo problemas persistentes en algunas áreas de la Iglesia Católica. Las acciones del arzobispo Eguren y otros indican que el problema no se limitó únicamente a las irregularidades de Figari, sino que también incluyó un patrón más amplio de abuso e intimidación. Esto abarcó acusaciones de acoso y espionaje digital a víctimas y críticos.
El Vaticano podría estar cambiando su forma de manejar escándalos al ser más transparente y tomar medidas más contundentes. La destitución de ciertas personas indica que el Vaticano está más dispuesto a aceptar lo que los periodistas de investigación descubren. Periodistas como Paola Ugaz, que han informado sobre las acciones financieras del grupo, aún enfrentan peligros como ciberataques por su labor en revelar información oculta.
Expulsando a estas personas, el Vaticano no solo las castiga, sino que también demuestra un nuevo enfoque para abordar los abusos cometidos por líderes laicos poderosos en la Iglesia. Es crucial que la Iglesia establezca sistemas sólidos para responsabilizar a las personas y proteger a las víctimas, evitando que estos delitos queden ocultos tras tecnicismos legales. Esto podría implicar modificar las normas actuales para manejar mejor estos casos, asegurando que las víctimas obtengan justicia y defendiendo los principios morales de las comunidades religiosas en todo el mundo.
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