Reconstrucción lenta y esperanza: viviendas arruinadas en Marruecos un año después
MadridHace un año, un terremoto sacudió Marruecos y causó grandes daños. A pesar de que el gobierno prometió ayuda, gran parte de la reconstrucción sigue inconclusa. En localidades como Amizmiz y Moulay Brahim, las calles están limpias, pero todavía hay muchos edificios dañados y montones de escombros. La mayoría de las 55,000 viviendas destruidas no han sido reconstruidas y muchas personas aún viven en condiciones precarias.
La reconstrucción ha sido lenta por varias razones:
- Retrasos burocráticos en la emisión de permisos de reconstrucción.
- Distribución desigual de los fondos prometidos.
- Falta de evaluaciones de seguridad en terrenos empinados.
- Negligencia prolongada de la infraestructura en áreas rurales.
En algunas zonas, los residentes están reconstruyendo sus hogares por cuenta propia sin esperar la aprobación del gobierno. Esto puede ser peligroso, especialmente en áreas con terrenos inestables. Personas como Mohamed Soumer, quien perdió a su hijo en el terremoto, deben elegir entre reconstruir en tierras riesgosas o mudarse a ciudades más caras donde no pueden encontrar empleo.
El gobierno se comprometió a proporcionar pagos mensuales y fondos adicionales para una reconstrucción segura, pero muchos aún no los han recibido. La lenta distribución del dinero ha provocado protestas en lugares como Amizmiz y Talat N’Yaqoub. La gente exige una reconstrucción más rápida y mayores inversiones en servicios sociales e infraestructuras que han sido desatendidos durante mucho tiempo.
Funcionarios calculan que la reconstrucción costará 120 mil millones de dirhams (12 mil millones de dólares) y llevará cinco años. Se ha avanzado en la reparación de carreteras rurales, centros de salud y escuelas, pero la vivienda sigue siendo un gran desafío. La comisión responsable de la reconstrucción es consciente de la necesidad de acelerar el proceso de reconstrucción de viviendas, pero los resultados aún no son visibles.
La lenta reconstrucción genera dos problemas graves. Primero, preocupa el bienestar de las personas. Aquellos que viven en refugios temporales están expuestos a riesgos tanto por el calor como por el frío, lo cual puede enfermarlos. Segundo, afecta la economía. Muchos residentes son agricultores que dependen de su tierra para obtener ingresos. Desplazarse significaría perder sus empleos y volverse aún más pobres.
La reconstrucción tras el terremoto ha sido lenta, revelando un problema mayor: la desigual inversión entre las ciudades y el campo de Marruecos. Las zonas rurales han sido desatendidas durante mucho tiempo, y el terremoto lo ha puesto en evidencia. Existe una demanda por un desarrollo más equitativo para solucionar estos problemas, pero no está claro si esto realmente se llevará a cabo.
Un año después del terremoto, Marruecos sigue en plena reconstrucción. Las demoras y las diferencias en el avance continúan afectando la vida de muchas personas.
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