Obstáculos para la paz: el estancamiento entre Israel y Hezbolá
MadridLas negociaciones para detener el conflicto entre Israel y Hezbolá enfrentan numerosos inconvenientes. El plan sugiere un cese de hostilidades por dos meses. Durante este período, las tropas israelíes se retirarían de Líbano y Hezbolá se replegaría de la zona al sur del río Litani. Sin embargo, todavía existen muchos desafíos para que este plan funcione.
Retiro de Israel del Líbano; Hezbollah se aleja de la frontera sur; el ejército libanés es desplegado en la frontera y se forma un comité internacional de monitoreo.
Israel y Hezbollah desconfían el uno del otro. Israel sigue preocupado por las actividades militares de Hezbollah en el sur del Líbano. Por otro lado, Líbano está inquieto por las violaciones del espacio aéreo y la ocupación de su territorio por parte de Israel. Estos problemas persistentes dificultan que ambas partes lleguen a un consenso sobre el plan propuesto.
La resolución anterior no contemplaba medidas sólidas para aplicar y supervisar el alto el fuego. Michael Herzog, el embajador de Israel en Washington, subrayó la necesidad de mejorar los métodos de implementación. Sin embargo, es complicado determinar cómo lograrlo. Ambas partes no están dispuestas a ceder en asuntos importantes como los conflictos fronterizos y las posiciones militares.
Las cuestiones diplomáticas complican la situación. Recientemente, las negociaciones avanzaron un poco cuando Israel permitió la participación de Francia en el comité de monitoreo. Francia, con sus vínculos históricos con Líbano, podría contribuir a estabilizar la situación. Sin embargo, Líbano no desea incluir a Gran Bretaña debido a sus lazos estrechos con Israel, lo que añade más tensión. Sin colaboración en la región, incluso pequeños logros diplomáticos podrían quedar opacados por desacuerdos mayores.
La falta de diálogo sobre las áreas fronterizas en disputa mantiene el conflicto en punto muerto. La renuencia de Israel a incluir estos temas en las conversaciones de alto el fuego reduce las posibilidades de una paz duradera. Sin abordar estos desacuerdos territoriales fundamentales, un cese temporal de los combates podría no conducir a una solución permanente.
Para que un alto el fuego sea efectivo, se requiere un sistema de monitorización fuerte y equitativo. Este sistema debe centrarse tanto en la retirada militar como en los problemas más amplios de seguridad y territoriales. El reto principal es generar confianza mutua y establecer formas claras de verificar las acciones en un contexto donde anteriores acuerdos no han logrado establecer la paz. Los negociadores deben abordar no solo los problemas urgentes, sino también involucrar a los actores regionales para asegurar una estabilidad duradera.
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