El contacto con químicos persistentes en la infancia puede afectar la salud intestinal, revela estudio.

MadridLa exposición temprana a contaminantes químicos comunes puede causar cambios duraderos en el microbioma intestinal y potencialmente desencadenar enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes tipo 2, según un nuevo estudio de investigadores de Penn State. Estos químicos, conocidos como "químicos eternos", permanecen en el ambiente mucho tiempo después de la exposición. El estudio se centró en el 2,3,7,8-tetraclorodibenzofurano (TCDF), un contaminante orgánico persistente que se encuentra comúnmente en varios procesos industriales y subproductos de la combustión.

Los investigadores administraron TCDF a ratones en cantidades controladas y observaron cambios en su microbiota intestinal y salud general. Los ratones ganaron mucho peso y tuvieron problemas para procesar la glucosa, incluso tres meses después de la exposición. Esto es preocupante, ya que demuestra efectos negativos a largo plazo tras una breve exposición. Dado que las personas pueden estar expuestas al TCDF a través de alimentos con alto contenido de grasa y, en el caso de los bebés, mediante la leche materna, estos hallazgos apuntan a graves riesgos para la salud humana.

Principales hallazgos del estudio:

• Alteración crónica del microbioma intestinal por exposición temprana a TCDF
• Relación entre el microbioma alterado y el desarrollo de enfermedades metabólicas
• Reducción de niveles de bacterias beneficiosas como Akkermansia muciniphila en el intestino
• Posibilidad de recuperar la salud intestinal mediante tratamiento probiótico

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El estudio revela que los contaminantes ambientales tienen un impacto en la salud mayor del que se suponía. Resalta la importancia de las bacterias intestinales en el mantenimiento de un metabolismo saludable. Alterar estas bacterias puede causar problemas de salud a largo plazo. En particular, la disminución de Akkermansia muciniphila, una bacteria intestinal beneficiosa, demuestra cómo los contaminantes pueden afectar directamente el equilibrio de nuestros microbios intestinales.

El uso de probióticos para restaurar el microbioma intestinal dañado nos ofrece nuevas opciones de tratamiento. Dado que los contaminantes pueden alterar considerablemente nuestro intestino, es crucial encontrar métodos para revertir estos cambios. Los probióticos y los prebióticos podrían ser útiles para mitigar algunos de los daños causados por estos químicos.

Este estudio destaca la necesidad urgente de establecer normas más estrictas sobre contaminantes como el TCDF y de comprender mejor cómo la exposición temprana puede afectar la salud a largo plazo. También subraya la importancia de la dieta y la salud intestinal en la lucha contra los efectos nocivos de estas toxinas. Dado que las personas están expuestas a muchos químicos perjudiciales, futuras investigaciones deberían examinar sus impactos combinados y buscar formas de proteger la salud pública en un mundo cada vez más contaminado.