Medios de EE. UU. implicados en trama rusa para influir en elecciones
MadridFiscales estadounidenses afirmaron que trabajadores de RT, un medio ruso, enviaron $10 millones a Tenet Media, una empresa estadounidense. Este dinero se utilizó para pagar a influyentes de derecha por su contenido. Agentes de inteligencia creen que Rusia busca debilitar el apoyo estadounidense a Ucrania y facilitar una rápida victoria en el conflicto en curso. También señalaron que Rusia apoya a Donald Trump, quien ha criticado a Ucrania y a la OTAN.
Elementos clave que impulsan la campaña de desinformación rusa incluyen:
- Canalizar recursos financieros significativos a través de compañías estadounidenses.
- Utilizar a influencers estadounidenses sin que ellos lo sepan para difundir desinformación.
- Aprovechar las divisiones sociales y políticas existentes.
Dos influencers, Tim Pool y Benny Johnson, aseguran que no estaban al tanto del vínculo ruso y se consideran víctimas de la conspiración. Aunque Pool ha criticado a Rusia, también ha difundido opiniones similares a la propaganda rusa, como afirmar que Ucrania es un enemigo apoyado por los demócratas. Esto demuestra cómo Rusia ha logrado diseminar información falsa en la política estadounidense.
Las tácticas rusas han evolucionado. Ahora se enfocan en amplificar los debates sociales existentes, lo que facilita que los estadounidenses compartan información falsa sin darse cuenta. Por ejemplo, tras un accidente de tren en Ohio que dañó el medio ambiente, fuentes rusas impulsaron historias anti-gubernamentales que muchos estadounidenses compartieron. Usaron métodos similares con temas de inmigración y COVID-19.
Los efectos a largo plazo de la difusión de información falsa son preocupantes. Agravan las divisiones políticas y disminuyen la confianza en las instituciones democráticas. La estrategia de Rusia tiene dos objetivos: reducir el apoyo de EE.UU. a Ucrania y debilitar la fe de los estadounidenses en su democracia. Estos resultados benefician a Rusia al generar inestabilidad entre sus adversarios sin necesidad de usar la fuerza militar.
Los medios rusos han afirmado anteriormente que el COVID-19 era un arma biológica creada por EE. UU. Esta teoría se extendió en América y todavía se discute en línea hoy en día. Esto demuestra que una vez que comienza una conspiración, puede seguir causando problemas durante mucho tiempo. Estos efectos duraderos dificultan aún más la lucha contra la desinformación.
Rusia utiliza voces estadounidenses para difundir sus mensajes y hacerlos más creíbles para el público de EE.UU. El verdadero peligro radica en que estas operaciones se integran sin problemas en los debates actuales, dificultando que las personas las reconozcan como puntos de vista rusos. Esta estrategia complica la lucha contra la desinformación, ya que se trata de manejar problemas sociales preexistentes que Rusia solo agrava.
Con la próxima elección de 2024, debemos estar más atentos a la influencia rusa. Es crucial identificar y detener estas tácticas para proteger la democracia estadounidense y sus objetivos en política exterior.
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