ONG denuncia intimidación en proyecto petrolero de Uganda
MadridInformes indican tensión en torno al proyecto petrolero de Uganda
Un grupo de derechos humanos de EE.UU. ha señalado que las tropas del gobierno ugandés están sembrando el temor. Ciertas personas han acusado a estos soldados de realizar desalojos forzosos, destruir embarcaciones de pesca y de ejercer violencia.
Brad Adams, director de la organización Climate Rights International, afirmó que el proyecto ha desencadenado violencia, miedo y pobreza en Uganda. El proyecto petrolero, llamado Kingfisher, es gestionado por la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y se considera un peligro para el medio ambiente y los derechos humanos. Uganda cuenta con aproximadamente 1.400 millones de barriles de petróleo explotables.
A pesar de contar con estos recursos, la producción de petróleo ha experimentado importantes retrasos, debido a:
- Disputas fiscales con las empresas petroleras
- Acusaciones de corrupción
- Preocupaciones por los derechos humanos
TotalEnergies posee el 56.67% de los campos petrolíferos, CNOOC tiene un 28.33% y la Compañía Nacional de Petróleo de Uganda cuenta con el 15% restante. TotalEnergies y CNOOC también planean construir el Oleoducto de Crudo de África Oriental, que abarcará 1,445 kilómetros desde Uganda hasta el puerto de Tanga en el Océano Índico. Los críticos argumentan que este oleoducto amenaza el medio ambiente y los medios de vida de las personas, ya que atraviesa áreas sensibles.
Las autoridades ugandesas se han mostrado en contra de las campañas medioambientales y de derechos humanos que cuestionan el oleoducto, acusando a los activistas de interferir en asuntos internos. Sostienen que los ingresos petroleros podrían aliviar la pobreza de millones en Uganda. El presidente Yoweri Museveni ha advertido que buscará nuevos socios si los actuales deciden retirarse.
Los argumentos económicos a favor del oleoducto hacen caso omiso del daño que podría causar al medio ambiente y las comunidades. La ruta del oleoducto podría afectar siete reservas forestales, dos parques nacionales y el Lago Victoria, que suministra agua potable a 40 millones de personas. Críticos sugieren que Uganda debería invertir en energías renovables, las cuales serían menos perjudiciales y más beneficiosas para el futuro.
Las denuncias de abusos a los derechos humanos generan preocupación sobre quién realmente se beneficia de la riqueza petrolera. Si la población local enfrenta violencia, amenazas y pobreza, la prosperidad prometida por estos proyectos resulta dudosa. La comunidad internacional debe abordar estos problemas de derechos humanos y promover prácticas éticas en la industria petrolera de Uganda.
Existen problemas graves como el desplazamiento, el daño a los ecosistemas y la contaminación del agua que perdurarán por mucho tiempo. Las organizaciones internacionales y los observadores deben vigilar de cerca la situación y asegurarse de que el gobierno de Uganda cumpla con prácticas justas y humanas.
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