Los aranceles de Trump redirigen exportaciones chinas a nuevos mercados globales
MadridEl comercio global está experimentando cambios debido a las estrictas políticas fiscales de Trump sobre los productos provenientes de China. Ha sugerido aumentar los impuestos hasta un 60%, lo que podría alterar las habituales relaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Estas modificaciones ya han provocado importantes cambios en la manera en que China exporta sus productos. De esta nueva situación están surgiendo algunas tendencias significativas.
Exploración de China de nuevos mercados en Asia, África y América Latina; traslado de fábricas a países menos afectados por aranceles estadounidenses; presión sobre los márgenes de ganancia de los exportadores chinos por costos crecientes; y posible estancamiento de mercados estadounidenses para productos chinos.
Durante la presidencia de Trump, se impusieron aranceles a más de 360 mil millones de dólares en productos chinos, alterando los patrones comerciales. Ahora, China se está enfocando más en mercados como el del Medio Oriente, donde la demanda está creciendo y la competencia de precios es menor. Este cambio es crucial para que China mantenga el crecimiento de sus exportaciones al depender menos de los EE.UU. Los datos aduaneros reflejan una disminución en las exportaciones chinas hacia EE.UU., lo que indica un cambio en las direcciones comerciales.
Trump tiene planes de eliminar la exención tributaria de $800 en importaciones, lo que presenta un inconveniente para los exportadores chinos. Esta medida afectaría a los paquetes pequeños enviados a través de servicios como Amazon y Shein, que actualmente no pagan impuestos. El cambio podría desincentivar el envío de pequeñas cargas a los EE.UU., obligando a las empresas a modificar sus cadenas de suministro y posiblemente aumentando los costos de envío.
Empresas chinas planean trasladar sus cadenas de suministro a diferentes países para poder producir bienes en lugares que cuentan con mejores acuerdos comerciales con Estados Unidos, lo que les permitirá reducir el impacto de los altos aranceles. Este cambio ocurre al mismo tiempo que China busca fortalecer vínculos con mercados emergentes a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta.
El porvenir de la guerra comercial entre EE. UU. y China podría depender de la capacidad de las empresas chinas para adaptarse a las nuevas regulaciones. A medida que China se expande hacia nuevos mercados y reubica sus centros de manufactura, podría alterar los patrones del comercio global, ocupando áreas que antes dominaba EE. UU. Esta situación resalta las complejidades del comercio internacional y la necesidad de resiliencia para enfrentar dichos cambios.
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